Resumen
Hay lugares que se vuelven tan familiares que podemos transitarlos cerrando los ojos. Cuando uno vive en una casa por mucho tiempo, puede desplazarse a otro punto del lugar sin tropezar porque conoce perfectamente el camino. Al saber las calles por las que se maneja o camina para llegar a un lugar frecuente, es posible moverse sin observar los alrededores, con la mente puesta en otra situación, sin perderse.