Resumen
Una vez platicando con un amigo surgió este pequeño experimento mental: supongamos que yo al cumplir 40 años sufriré algún mal en la rodilla y no podré caminar. Entonces lo que parece me convendría hacer ahora es aprovechar que todavía no tengo ese problema y hacer caminatas a cerros, intentar entrenar para un maratón, hacer senderismo, etc. Es decir, debería buscar la forma de usar al máximo mis rodillas ahora antes de que ya no pueda. Desde aquí podemos decir que se puede saber “qué me conviene hacer” porque sabemos cómo acabará; que hay una opción correcta a cómo debemos actuar porque conocemos el futuro. Pero si no lo conociera, ¿entonces ahí qué procede?